"Chicos en la playa" de J. Sorolla.
Aprieto fuerte tu cálida mano en mi pecho,
bajo la proximidad de tu cabeza
que se apoya sin fuerzas sobre mi hombro;
y es que no quiero vivir
el sentido de una música
que se encaja con los versos
para traerme desde el recuerdo anochecido
un "desde el alma hasta la boca
se me sube el corazón".
Te pregunto lo que piensas
mientras percibo la cercanía de tu respiración;
y como esperaba me empujas al desconsuelo,
evitando medir la inquietud en los trazos
de las notas, que se imponen a los fonemas
para transformarse en mi mente
por un "se me encoge el corazón".
Intento deducir, paso a paso,
enfrentándome a tus ojos cerrados,
que se esconden tras los muros de tus manos
para que no consiga entrar;
y sólo me acompaña la melodía del mundo,
lleno de gente que canta
al compás desajustado, descontrolado,
de unas palabras que no entiendes;
no lo sabes, pero no sólo consigues
encogerme el corazón:
se me asoman... tristes lágrimas de amor.
Pegado a tu intenso abrazo,
con el deseo de vivirlo todos los días,
espero compartir contigo el momento
en que comprendas lo que te ofrezco;
para dialogar, sin barreras,
mi razón con tu pensamiento;
y construir la memoria del futuro sueño
en que es posible compartir nuestro afecto;
para que de alegría,
"desde el alma hasta la boca",
"se me suba el corazón".
"Muchacho en la orilla del mar" de J. Sorolla.
José Mª, siguendo a Homero, tu composición me ha llegado "katá frena kai katá zumón" (lástima no podértelo escribir en griego),es decir hasta lo más íntimo de mi mente y mi espíritu.Enhorabuena por tu estro poético.
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