Un paso en el primer año de vida;
un beso y un abrazo en el tercer aniversario;
una mochila esperando a la salida de la infancia;
un escenario de danza para las fiestas;
una pesada carga de papel sobre la espalda y la cabeza;
mil lágrimas inciertas bajo una banda roja y un diploma;
una fría distancia que es más corta en la amistad;
y sin más, otro paso sobre la cuerda del equilibrista.
...
Un paso sobre el primer año de una nueva vida;
un difícil abrazo sin beso y sin aniversario;
una maleta profesional a la entrada de otra puerta;
una habitación para el canto en su propia fiesta diaria;
una difícil carga de amor sobre el pecho;
mil palabras inciertas sobre la piel;
y sin más, otro paso de equilibrio sobre la cuerda del ayer,
sobre el más firme suelo de hoy;
sobre la línea discontinua del mañana en el centro de la calzada;
sobre el universo que fluye entre nosotros;
y sin más, frío juvenil, calor filial,
fingida ignorancia
que en el oculto interior es importancia;
y sin más, otra secuencia
que te conduce hacia la adulta estancia.
¡Hola José María! Hacía mucho que no te veía escribir en el blog.
ResponderEliminarAunque creo que "a los 18" estas cosas ya no pasan igual que en antaño, tus palabras me recordaron una obra de teatro que disfruté con mi hija este fin de semana pasado. Se llama "de corazón a corazón" y habla sobre las etapas de la vida, aunque no ahonda tanto en la etapa "adulta" que describes en tus palabras.
Supongo que tu hijo/a o alguien muy cercano se emancipa. Le deseo suerte en la vida y os mando un saludo y recuerdos desde tierras madrileñas :)