Adriano Robles
I
Sobre la piel de tu cuerpo,
limpio y claro riachuelo,
recé una oración, mi credo;
sin dios, sin telón, sin techo,
recé una oración, mi credo:
tu contacto y mi deseo.
II
Amaneció.
Se ocultó el esqueleto de la noche
tras amarillos cordones de luz.
Amaneció.
Siguió encendida en la pasión,
la fuerza atada entre tú y yo.
Amaneció.
Bajó la luna; se asomó el sol;
estar contigo, me rescató.
III
Súbita presencia intercalada.
Manojo reducido de candela.
Largo viajar sobre las mejillas,
y al fin caricias.
Rescoldo al calor de las heridas.
Rito mágico y celeste.
Galán roto de certezas,
y al fin caricias.
Romo extremo de delicias.
Suelto lazo que se estira.
Luz de madera encendida,
y al fin, caricias.
I
Sobre la piel de tu cuerpo,
limpio y claro riachuelo,
recé una oración, mi credo;
sin dios, sin telón, sin techo,
recé una oración, mi credo:
tu contacto y mi deseo.
II
Amaneció.
Se ocultó el esqueleto de la noche
tras amarillos cordones de luz.
Amaneció.
Siguió encendida en la pasión,
la fuerza atada entre tú y yo.
Amaneció.
Bajó la luna; se asomó el sol;
estar contigo, me rescató.
III
Súbita presencia intercalada.
Manojo reducido de candela.
Largo viajar sobre las mejillas,
y al fin caricias.
Rescoldo al calor de las heridas.
Rito mágico y celeste.
Galán roto de certezas,
y al fin caricias.
Romo extremo de delicias.
Suelto lazo que se estira.
Luz de madera encendida,
y al fin, caricias.
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