martes, 26 de enero de 2010

1ª. "Recordé cuanto te gusta"

Detalle de la obra original de CARMEN MUÑOZ

I

Contemplando el mar azul me acordé de ti.
Recordé cuanto te gusta colorear con tu risa
el transparente cristal que colorea la brisa.

Y al mirarte, para verla,
tus labios se disolvían entre vientos insensibles
que arrastran día tras día,
con fanática intransigencia
y manejados por ignorantes corrientes
que encadenan hilos de espuma,
a esas olas inconscientes
que golpean, sin derecho, nuestras tres vidas.

II

Revisando el mar azul te buscaba a ti.
Recordé cuanto te gusta esculpir sobre la arena
las flores de nuestros días.

Y cuando al fin te encontré,
esa marea insensata se afanaba en disolver
las esculturas con agua, por la fuerza de la sal.

Recordé cuanto te cuesta alejarte de la orilla;
aunque solamente sea para evitar el desgaste
de los trazos entre líneas
que marcan nuestras figuras,
que marcan las diferencias.

III

Contemplando el cielo azul me acordé de ti.
Recordé cuanto te gusta comprar
la dorada luz del sol
para estamparla en tu piel
junto al cariño, al amor.

Y cuando rebusqué en tus tatuajes,
trazamos en nuestros cuerpos
mil huellas de nuestra sed;
suavemente, con los dedos,
para marcar libertades
que el océano no entiende.

IV

Atrapando el mar azul hablé solo para ti.
Quise encontrar las palabras, convencerte:
hay que evitar esas olas, esos vientos, las corrientes;
negarles esa maldita ocasión de arañar en nuestras mentes;
y contemplar cielo y mar en la distancia,
enmarcados, en la pared, en el color de la estancia,
dentro de la imagen definida
que queremos dibujar;
protegidos de las luces insensibles
que sólo nos quieren cegar.

V

Contemplando cielo y mar, tan azules,
delimitados por las pinceladas de un óleo en nuestra isla,
sintiendo estar protegidos por el visible cristal,
recordé cuanto te gusta caminar,
junto a la orilla, tras las huellas construidas
del mural de nuestras vidas.

Tatuamos en la piel unos bocetos,
dibujados por la sed de nuestros dedos;
y confiamos en que sean anuncios
que desesperen a la masa irracional:
la búsqueda del respetuoso contacto
hacia nuestra libertad.




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